
Se habían oído disparos dentro de la residencia de estudiantes de la universidad, alguien rondaba los pasillos armado. Los residentes temerosos se encerraron en sus habitaciones comunicándose entre ellos a través de los móviles e internet. Gracias a ello y simultáneamente a los acontecimientos se iban conociendo los primeros detalles. Aprovechando las nuevas tecnologías la alarma había llegado antes y se conjeturaban las primeras hipótesis, la noticia no era conocida de la mano de profesionales sino de los propios ciudadanos, al pie de la noticia.
En primera persona. Jamal Albarghouti consiguió con su móvil filmar una secuencia de un minuto en la que se registran 20 disparos y el caos vivido. Numerosos blogs personales comenzaron a mostrar los testimonios de personas que vivieron in situ la masacre. La reacción ha sido de dimensiones no conocidas hasta ahora.
Los días siguientes íbamos conociendo los detalles del suceso, se cerraban los primeros bulos y se oficializaban las investigaciones. Una masacre, a manos de Cho Seung-Hui, un estudiante sur coreano fue el que quitó la vida a 32 personas para después suicidarse de un tiro en la cara. Recreándose, mandó videos fotos y un testimonio a la cadena NBC. Por primera vez en la historia la importancia de las impresiones ciudadanas ha calado tanto. Blogs, foros, debates... la Red se ha cargado de numerosas opiniones anónimas pero realmente importantes, que relatan en primera persona lo sucedido.
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